Alergia a la lectura: Por qué firmamos el contrato más importante del país sin leer la letra pequeña


Imagine que usted va al banco a pedir una hipoteca y el gerente le pone en frente un contrato de 200 páginas que decidirá su futuro económico por los próximos 4 años. Usted, sin siquiera mirar la primera hoja, saca un bolígrafo, firma sonriendo y dice: «No lo leí, pero me cayó bien el tipo que me atendió en la entrada». Suena estúpido, ¿verdad? Nadie en su sano juicio haría eso con su dinero. Sin embargo, eso es exactamente lo que hacemos cada cuatro años con nuestro país.

Cada candidato, por ley, debe presentar un Plan de Gobierno. Esos documentos generalmente en formato PDF, aburridos, sin fotos y con mucha letra. Son el contrato laboral que el político nos ofrece, y allí diría qué va a hacer, cómo lo va a pagar y cuáles son sus prioridades. ¿El problema? Nadie los lee.Tenemos alergia colectiva a la profundidad. Preferimos consumir la política en formato «comida rápida»: videos de 30 segundos, memes graciosos, frases de impacto en vallas publicitarias y peleas en Twitter. El PDF es aburrido, exige concentración y no es gracioso. El meme, en cambio, entra suave, no pide esfuerzo y confirma nuestros prejuicios.

Luego llega la queja nacional: «Es que el político X me engañó». ¿Seguro? Si nos hubiéramos tomado la molestia de descargar el plan de gobierno, quizás habríamos visto que esa propuesta populista que nos emocionó no tenía ni un solo párrafo explicando de dónde iba a salir la plata. O habríamos notado que, en la página 45, letra pequeña, decía que iban a subir los impuestos que prometieron bajar. No nos mintieron; fuimos negligentes. Compramos el carro sin mirar el motor y ahora nos quejamos de que no arranca.

El triunfo de la estética sobre la ética. Los jefes de campaña lo saben, saben que un buen diseñador gráfico y un editor de video valen más votos hoy que un equipo de economistas serios. Por eso las campañas se han vuelto vacías: mucho color, mucha música épica, mucho slogan pegajoso, pero cero sustancia. ¿Para qué esforzarse escribiendo un plan de gobierno serio si el votante promedio no pasa de los titulares?

La cura contra el populismo no es gritar más duro, es leer más, leer duele, leer aburre. Pero leer es la única forma de que no nos metan los dedos en la boca. Le propongo un reto: En las próximas elecciones, o ante cualquier propuesta actual, no se quede con el video de TikTok. Busque el documento oficial. Vaya a la fuente. Si dicen que van a reformar la salud, lea el proyecto de ley (o al menos un resumen serio). Si prometen regalar plata, busque el capítulo de «financiación».

Dejemos de votar por «vibras» y empecemos a votar por contratos. Porque un país no se construye con memes, se construye con letra pequeña.

Publicado por Guillermo Saa M

Digo una que otra cosa.

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