Un continuista en 2026 no se presenta como una solución. Iván Cepeda es la prórroga de un experimento que llegó a su límite

En la foto completa de 2026, la continuidad no es un “modelo exitoso que merece segunda temporada”, sino la renovación de un contrato que ya probó que no cumple lo que promete: ni salud oportuna, ni seguridad básica, ni libertad real para decidir sobre salud y pensión. No es el salto al vacío lo que se vota, sino la decisión de seguir atrapados en el mismo hueco.

Salud: pacientes de turno eterno

El sistema de salud llegó a 2025 en modo triaje permanente; más tutelas, más quejas, más deudas y menos medicamentos a tiempo, incluso en las EPS intervenidas que se vendieron como “rescate estatal”. La intervención no curó al enfermo, sino que lo dejó en UCI administrativa; patrimonio negativo, filas más largas y usuarios a los que les toca pagar de su bolsillo lo que la ley les reconoce en el papel. La narrativa oficial es que todo se arreglaría cuando se acabara de desmontar el modelo anterior, pero mientras tanto el ciudadano ya perdió lo único que medio funcionaba, la posibilidad de cambiar de EPS cuando el servicio era pésimo. La continuidad ofrece más de lo mismo, menos opciones, más centralización y la exigencia de que el paciente aplauda mientras lo dejan esperando en urgencias administrativas.

Pensiones: su ahorro, nuestro proyecto

La reforma pensional convirtió la libertad de elegir en letra menuda: hasta 2,3 salarios mínimos van obligatoriamente al régimen público y solo el excedente puede ir a los fondos privados. El mensaje es claro, el ahorro del trabajador dejó de ser una decisión de vida y se volvió un insumo de política pública al gusto del gobierno de turno. Un candidato continuista no llega a discutir si ese diseño se ajusta o se corrige, llega a profundizarlo: más recursos forzosos en manos del Estado, más poder para usar el sistema como caja y menos incentivos para que el ciudadano se forme criterio propio sobre su vejez. Es la vieja frase adaptada: “tranquilo, su plata está segura… con nosotros”.

Inseguridad: la paz en los discursos, la guerra en las veredas

Mientras en Bogotá se redactan discursos de “paz total”, en los territorios se vive algo mucho más viejo y menos poético: homicidios persistentes, disputas entre grupos armados y corredores de narcotráfico bajo nuevos administradores. El resultado práctico es un Estado que dialoga en los salones y se retira en los mapas, mientras las comunidades continúan pagando vacunas, confinamientos y desplazamientos. Los cultivos de coca no desaparecieron por decreto; se reacomodaron. La combinación de mensajes ambiguos, cese de operaciones contundentes y negociación sin dientes terminó leyéndose en la ilegalidad como una ventana de oportunidad, no como una amenaza. Un continuista, atado al relato de que la estrategia es “histórica” aunque los muertos digan otra cosa, difícilmente va a reconocer que el modelo no desarmó al delito, lo empoderó.

El “modelo” que quieren prolongar

En la economía, el gobierno presume crecimiento y buena nota internacional, pero omite que lo hace parado sobre un campo minado de déficit fiscal, desconfianza y reglas cambiantes para la inversión. Continuar así es como celebrar que el carro todavía anda sin mirar que el tablero está lleno de luces rojas. En lo institucional, la relación con el Congreso y los órganos de control ha sido un ring constante: reformas hundidas, amenazas de constituyente y un clima de sospecha permanente. El continuismo no ofrece reconciliar el sistema, sino doblarlo hasta que aguante o se rompa.

Continuar para que nada cambie

La boleta de calificaciones está sobre la mesa: salud en crisis, seguridad en entredicho, grupos ilegales reacomodados y un ciudadano con menos capacidad de decidir quién maneja su salud y su pensión. Frente a eso, un candidato que se presenta como “heredero” no es una promesa de solución, es la garantía de que no habrá correcciones de fondo porque el libreto oficial dice que el problema siempre fue “el modelo anterior”. Ahí está el punto picante de esta columna: en 2026 no se vota entre cambio y continuidad, se vota entre corregir un experimento fallido o firmar la prórroga del experimento sobre el mismo paciente, con los mismos síntomas y el mismo médico jurando que “esta vez sí”.

Publicado por Guillermo Saa M

Digo una que otra cosa.

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