Gustavo Petro no solo gobierna un país: intenta acomodarlo a la fuerza en la cama estrecha de su propio relato histórico. Allí donde la realidad institucional, fiscal o política no cabe, no corrige el diseño; estira o mutila las instituciones, los números y hasta los hechos, con la obstinación de un Procusto que parece convencidoSigueSigue leyendo «Gustavo Petro en el lecho de Procusto: entre Zeus, Ícaro y Momo»
